Yerbas Literarias- Un espacio para disfrutar

Los críticos critican lo que los hacedores hacen.Y, siempre,pero siempre, se quedan mirando al borde del camino.Será por eso que prefiero la palabra escrita a la palabra hablada. Sabe Dios cuántas veces un personaje dice o hace lo que su autor no puede. O cuántas veces más un verso, una palabra o una imagen resuelven tantas horas de fatigadas cavilaciones. De tal suerte, es desde este ser y de este hacer que salen las historias.Historias que te cuento, historias que me cuento, como cuando niños. Historias impresas en el cuero, en lo profundo del alma. De niña imaginaba que los escritores eran señores importantes pertenecientes al pasado. Todos ellos muertos, sabios y lejanos.Ya en la adolecencia el escritor pasó a ser para mí una especie de Robinson Crusoe iluminado. El artista era un ser raro, un elegido de las musas, que tocado por la varita mágica de la inspiración llegaba desde su soledad esclarecida hasta nosotros, simples mortales.Hoy se que todos tenemos una historia que contar y que escuchar. Una historia escrita en nuestros cuerpos, en nuestros días y en nuestras almas.Para toda boca hay una oreja y viceversa. Nuestras vidas se nutren de estas vidas de tinta que anidan en el papel. Sin ellas nuestro mundo se reduce a un vulgar inventario de objetos que se miran y se tocan. Y si la soledad y el silencio son la levadura necesaria para nuestras invenciones, es en el compartir en donde cobran verdadera existencia. Como Pinocho.Y aquí otra vez el cuento empieza

martes, 9 de diciembre de 2008

CHACAL

Hola, Tagarna, como vos dirás. Se que estás observándome detrás del vidrio negro de tus anteojos, que no logran disimularte en lo más mínimo. Es más, delatan tu voracidad de chacal, tu servilismo. Hoy me seguiste todo el día, te mandaron seguirme. Tu presencia depredadora se agolpa en mis músculos con un terror que es casi deseo, se anuda el estómago, me agito, tengo una erección. Casi podría decir que ¿gozo? Una clase de terror que se parece al deseo… Me veo cayendo en tus garras, cazado como el perro vagabundo a manos de la perrera. Hace frío, me duele la cara como después de llorar días enteros, pero hoy te voy a llevar de paseo: ¿sabés lo qué es un paseo o ya te olvidaste, como olvidaste tantas cosas? Caminar, por ejemplo. Ahora, siempre merodeando en ese auto feo que te dieron y que te sacarán, cuando ya no les sirvas, amigo. Recorreremos vanamente los barcitos, las librerías, las galerías, conseguiré algún disco. Vos, obediente como mi ángel de la guarda. ¿Te encanta pensar en mi caída, no basura? Mi dignidad resuelta al flagelo y mi cuerpo entregado al desguace lento de tu goce. Querrás nombres para justificar tu puesto. Querrás preñar de zombies tu morada y estarás orgulloso de ello. Ha caído la noche. Las oscuras callecitas del barrio harán más discreta tu tarea. A mis espaldas oigo el ruido seco de la puerta del Falcon. Corrés hacia mí. Llevo a mi lengua la pastilla que traía preparada para cuando ésto pasara. Chau, viejo. Fallaste. Nos vemos en el infierno.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena descripción de una época nefasta... Me gustó mucho...
Nos vemos... espero que no sea en el infierno... aunque no creo que haya mucha diferencia con la vida...

Walter

Ana Kem dijo...

Gracias Amigo,que honor que te haya gustado.Conmigo expresate libremente, tu opinión me importa mucho.
No necesito verte porque siempre estás conmigo... en el cielo de los letras...

La diferencia somos nosotros
Beso
Di